Capítulo tres: Abracadabra.
-Tenes razón, perdón -suspiró- ¿Están bien? -se acercó a mí y me tomó de la mano, yo la desprecie, pero no fue un desprecio asqueroso o vulgar, sino que lo hice con el más tranquilo y suave modal del planeta.
-Me raspe la rodilla izquierda, y sale sangre -dije un poco impactada.
La manera en que salía la sangre no era muy normal para mí, ya que nunca en mi vida vi tanta sangre salir de mi cuerpo.
-A ver...-Mayra se acercó y sus ojos se desorbitaron- ¡Pero la pu...! ¡Mira lo que te está saliendo de sangre hija de tu madre! -miro al muchacho- ¿Esa es tu casa?
-Si -me miro a mí- ¿Pasamos a ver si tengo algo para ponerte ahí?
-Está bien.
La verdad que no me dolía mucho, para nada, simplemente sentía ardor.
-Me raspe la rodilla izquierda, y sale sangre -dije un poco impactada.
La manera en que salía la sangre no era muy normal para mí, ya que nunca en mi vida vi tanta sangre salir de mi cuerpo.
-A ver...-Mayra se acercó y sus ojos se desorbitaron- ¡Pero la pu...! ¡Mira lo que te está saliendo de sangre hija de tu madre! -miro al muchacho- ¿Esa es tu casa?
-Si -me miro a mí- ¿Pasamos a ver si tengo algo para ponerte ahí?
-Está bien.
La verdad que no me dolía mucho, para nada, simplemente sentía ardor.
Al entrar a la casa él muchacho nos ofreció sentarnos en el mullido sillón que se ubicaba enfrente de una gran chimenea que estaba apagada. El living era vasto, la casa en si era grande; tenía una escalera que lo conectaba al segundo piso. Me imagino que allí estarían las demás habitaciones, exceptuando el comedor y la cocina, estas habitaciones se encontraban en planta baja. Desde afuera no parecía esa calurosa inmensidad. Era acogedora: las paredes pintadas de un color beige, muebles de madera en cada pared, cuadros muy elegantes, una taza de té arriba de la mesa, el techo de madera y ventanas pequeñas a lo vertical en la pared frontal; era una bonita casa costera. Era tan llamativa que nunca me di cuenta de que el muchacho estaba arrodillado en el suelo y frente a mi masajeando el hielo en mi pierna, mientras que Mayra colocaba alcohol en un algodón apunto de apoyarlo sobre mi herida.
-Auch -me queje.
-Que dolor, ¿no? -burló Mayra.
-Sí, no sabes... -revoleé los ojos.
-¿Están peleadas? -tomo aire- Perdón que me meta, pero soy muy curioso.
-Sí, algo parecido. Es que somos tan loquitas que siempre que nos peleamos nos volvemos a amigar -contestó Mayra con la mejor de sus sonrisas.
-¿Son hermanas?
-Podríamos serlo pero no lo somos -hiso pausa- Somos amigas, muy unidas.
-Pensé que eran hermanas, actúan como tales. ¿Cómo te llamas?
-Mayra Cortés, ¿y vos?
-Harry -pausó-. Harry Styles -tomo de la mano de Mayra el algodón y lo colocó en mi rodilla, yo solté un gemido de ardor- ¿Te lastimé?
-No, no, para nada... Es el alcohol -baje la vista para observarlo y él me contemplaba de una forma extraña pero muy profunda a la vez. Sentía como si me estuviese clavando miles de alfileres- Por cierto, Harry, tu nombre es muy original.
-Gracias -miro mi herida mientras que colocaba una gasa y la sostenía firme con una cinta- ¿Y el tuyo? ¿Cómo es?
-Victoria Cardillo -toqué mi rodilla, estaba perfecta- ¡Muchas gracias, Harry!
-No es nada... Vicky -todos quedamos en silencio.
-Auch -me queje.
-Que dolor, ¿no? -burló Mayra.
-Sí, no sabes... -revoleé los ojos.
-¿Están peleadas? -tomo aire- Perdón que me meta, pero soy muy curioso.
-Sí, algo parecido. Es que somos tan loquitas que siempre que nos peleamos nos volvemos a amigar -contestó Mayra con la mejor de sus sonrisas.
-¿Son hermanas?
-Podríamos serlo pero no lo somos -hiso pausa- Somos amigas, muy unidas.
-Pensé que eran hermanas, actúan como tales. ¿Cómo te llamas?
-Mayra Cortés, ¿y vos?
-Harry -pausó-. Harry Styles -tomo de la mano de Mayra el algodón y lo colocó en mi rodilla, yo solté un gemido de ardor- ¿Te lastimé?
-No, no, para nada... Es el alcohol -baje la vista para observarlo y él me contemplaba de una forma extraña pero muy profunda a la vez. Sentía como si me estuviese clavando miles de alfileres- Por cierto, Harry, tu nombre es muy original.
-Gracias -miro mi herida mientras que colocaba una gasa y la sostenía firme con una cinta- ¿Y el tuyo? ¿Cómo es?
-Victoria Cardillo -toqué mi rodilla, estaba perfecta- ¡Muchas gracias, Harry!
-No es nada... Vicky -todos quedamos en silencio.
Silencio el cual fue interrumpido por la voz somnolienta de una mujer que bajaba las escaleras a un paso perezoso, causando mucho alboroto entre las maderas de los escalones de la escalera.
-¿Quién es, Harry? -preguntó frotándose los ojos.
-Unas vecinas -se paró y se acercó a ella -Anda. Volvé a la cama que yo voy en un rato -ordenó.
-Está bien –formuló ella con un tanto de apatía.
Harry volvió a nuestro lado. Yo estaba parada junto a la puerta, la llegada de aquella mujer de alguna forma u otra me hiso sentir una intrusa.
-¿Ya se quieren ir? No tengo problema, claro... -su voz ya no sonaba tan dulce como antes.
-¿Pasa algo malo? -pregunté enseguida.
-No empieces son tus instintos de bruja... -resopló Mayra cruzando sus piernas, una encima de la otra.
-¿Cómo instintos de bruja? -preguntó él, algo desorientado.
-Sí. Sueño cosas que van a pasar pero no son siempre exactas, o cuando estoy con una persona que recientemente conocí estudio su rostro, la forma en que se expresa con la mirada u obviamente con sus rasgos faciales y el lenguaje corporal, y me doy cuenta rápidamente de las cosas, como son o hasta que les pasa... ¿Te parece raro? Para mí no, creo que es normal.
-¿Y vos que crees que me pasa a mí? Mejor dicho, ¿qué crees vos que me pasa a mí con Delfina? -se acercó a mi muy fisgón y se sentó en uno de aquellos sillones individuales- Noté como nos miraste -yo me quedé estática.
-No te lo quiero decir, no estamos en total confianza y por ahí no acierto y te enojas conmigo, no sé... -me acerque más a la puerta, fui muy discreta.
-Dale, no pasa nada -me sonrío para hacerme saber que todo estaba bien.
-Bueno -tomé aire- Vi tu forma de decirle que se valla y como la miraste a ella... Y... ¿Viste cuando nos chocamos? Lo primero que me llamo la atención fue la tristeza en tus ojos. Yo pienso que ya no se aman o que todavía vos la seguís queriendo pero ella te trata mal o... -me di cuenta que la sonrisa que había dibujado antes en su rostro se estaba borrando, mientras su mirada apartada me hizo detener- ¿Estás bien? -él no respondió- ¡¿Ves?! ¡Ya hice lío! No tenía que a ver hablado, que tonta que soy -me acerqué a Harry como pude me arrodille- Perdoname, no quería hacerte sentir mal, en serio... Ahora me siento como la peor cosa del mundo -mire a Mayra pero la tenía parada al lado mío con su mano izquierda apoyada en el hombro derecho de él.
-Sos increíble la verdad... Sos una bruja, en serio -sonrió y yo me sentí muy aliviada.
-Pero, ¿no te enojaste o algo por el estilo? Es que no sonreías, no tenías expresión alguna en tu cara y lo primero que se me cruzo por la mete fue <<Me va a mandar a comprar escarabajos dorados a la China...>>.
-No, nunca lo haría... -miro su reloj- Ya es tarde y le dije a Delfi que iba a subir con ella...
-Es cierto, y nosotras dejamos solos a los chicos. Anda a saber que quilombo están haciendo -dijo Mayra.
-No se dice ''quilombo'' Mayra, es de mala educación
-Bueno, che, perdón... No lo hice a propósito -mordió su labio inferior y dio la media vuelta.
¿Tanto se enojaba cuando la corregía?
-¿Quién es, Harry? -preguntó frotándose los ojos.
-Unas vecinas -se paró y se acercó a ella -Anda. Volvé a la cama que yo voy en un rato -ordenó.
-Está bien –formuló ella con un tanto de apatía.
Harry volvió a nuestro lado. Yo estaba parada junto a la puerta, la llegada de aquella mujer de alguna forma u otra me hiso sentir una intrusa.
-¿Ya se quieren ir? No tengo problema, claro... -su voz ya no sonaba tan dulce como antes.
-¿Pasa algo malo? -pregunté enseguida.
-No empieces son tus instintos de bruja... -resopló Mayra cruzando sus piernas, una encima de la otra.
-¿Cómo instintos de bruja? -preguntó él, algo desorientado.
-Sí. Sueño cosas que van a pasar pero no son siempre exactas, o cuando estoy con una persona que recientemente conocí estudio su rostro, la forma en que se expresa con la mirada u obviamente con sus rasgos faciales y el lenguaje corporal, y me doy cuenta rápidamente de las cosas, como son o hasta que les pasa... ¿Te parece raro? Para mí no, creo que es normal.
-¿Y vos que crees que me pasa a mí? Mejor dicho, ¿qué crees vos que me pasa a mí con Delfina? -se acercó a mi muy fisgón y se sentó en uno de aquellos sillones individuales- Noté como nos miraste -yo me quedé estática.
-No te lo quiero decir, no estamos en total confianza y por ahí no acierto y te enojas conmigo, no sé... -me acerque más a la puerta, fui muy discreta.
-Dale, no pasa nada -me sonrío para hacerme saber que todo estaba bien.
-Bueno -tomé aire- Vi tu forma de decirle que se valla y como la miraste a ella... Y... ¿Viste cuando nos chocamos? Lo primero que me llamo la atención fue la tristeza en tus ojos. Yo pienso que ya no se aman o que todavía vos la seguís queriendo pero ella te trata mal o... -me di cuenta que la sonrisa que había dibujado antes en su rostro se estaba borrando, mientras su mirada apartada me hizo detener- ¿Estás bien? -él no respondió- ¡¿Ves?! ¡Ya hice lío! No tenía que a ver hablado, que tonta que soy -me acerqué a Harry como pude me arrodille- Perdoname, no quería hacerte sentir mal, en serio... Ahora me siento como la peor cosa del mundo -mire a Mayra pero la tenía parada al lado mío con su mano izquierda apoyada en el hombro derecho de él.
-Sos increíble la verdad... Sos una bruja, en serio -sonrió y yo me sentí muy aliviada.
-Pero, ¿no te enojaste o algo por el estilo? Es que no sonreías, no tenías expresión alguna en tu cara y lo primero que se me cruzo por la mete fue <<Me va a mandar a comprar escarabajos dorados a la China...>>.
-No, nunca lo haría... -miro su reloj- Ya es tarde y le dije a Delfi que iba a subir con ella...
-Es cierto, y nosotras dejamos solos a los chicos. Anda a saber que quilombo están haciendo -dijo Mayra.
-No se dice ''quilombo'' Mayra, es de mala educación
-Bueno, che, perdón... No lo hice a propósito -mordió su labio inferior y dio la media vuelta.
¿Tanto se enojaba cuando la corregía?